junio 22, 2007

Sinopsis

Cada año la población San Carlos de Iquique se prepara para terminar el verano con un ritual urbano, donde se funde la alegría con nuestra identidad. El carnaval de barrio desaparece, quizás no regrese más.

Las tardes de carnaval son capaces de detener el tiempo y de transformar las calurosas calles en propiedad privada, reservadas sólo para quienes vienen del sector norte. Transforman cada paso en historia viva; gritan, beben, cantan y lloran el término de la mejor época del año. Son dueños de una riqueza invaluable y están dispuestos a sacar a la calle sus más íntimos sueños transformistas.

En viaje por las calles de Iquique, donde no están ausentes los cantos, la fiesta, los bronces, la challa, la viuda y un “mono”; reconocemos la verdadera alegría del hombre simple que asiste a despedida del verano, al inicio de la cuaresma, a la expresión pagana, en definitiva a la fiesta, que concluye con el entierro de carnaval y la quema del “mono” en las aguas de Iquique.